Fraude del CEO

Puede afectar a cualquier tipo de compañía, desde pequeños negocios familiares a grandes multinacionales.

Este tipo de ciberataque, a través del cual los ‘hackers’ engañan a los empleados de las empresas para que realicen transferencias en su beneficio, ha ido en aumento durante el último año. El ‘fraude del CEO’ puede afectar a cualquier tipo de compañía, desde pequeños negocios familiares a grandes multinacionales y es necesario entender cómo funciona para protegerse de él.


El mundo sufrió un fraude estimado en 1.100 millones de euros en 2018 debido esta popular forma de timo: el ‘Fraude del CEO’ y es probable que haya aumentado en 2019.


Este tipo de ciberataque, también conocido como ‘Business Email Compromise’ (BEC), se centra en suplantar a ejecutivos de alto nivel (también llamados C-level) y dar órdenes urgentes y confidenciales para realizar transacciones financieras fuera de los procesos habituales de la empresa. Los ciberdelincuentes generan un entorno de confianza para la víctima usando la información disponible de forma pública en internet, logrando así que cualquier tema que se trate sea verosímil.


Con los años, la puesta en escena se sofistica cada vez más hasta conseguir situaciones verosímiles y con una gran estructura de soporte, pero el ‘modus operandi’ se mantiene desde los orígenes y consiste en cuatro fases fundamentales:


•    Fase 1: la selección de la víctima


Todos los días se publica en las páginas web corporativas y en las redes sociales de los empleados información de futuros eventos empresariales, actos de patrocinio, viajes, etc. Estas publicaciones inocentes o que pretenden publicitar a la empresa, pueden ser aprovechadas por las bandas criminales para identificar cuándo un alto responsable, ya sea de una multinacional o de una pyme, va a encontrarse ilocalizable o con acceso restringido al ordenador o el teléfono.


Identificada la persona a la que se quiere suplantar, los delincuentes investigan el sector de la empresa a la que pertenece, su red de contactos, los colaboradores, las transacciones habituales, noticias de una posible fusión o si el responsable ha asistido a un evento de representación o feria de material en el que se pueda realizar alguna compra importante. De esta forma, los escenarios más usados en los últimos meses por los delincuentes para ganarse la confianza del empleado son:

   

o    Un falso directivo contacta a un empleado con acceso a las cuentas para ordenar una transferencia urgente a números de cuenta no habituales. Los ciberdelincuentes saben con quién contactar gracias a la huella digital del empleado, es decir, la información pública disponible en internet.


o    Una empresa de M&A (‘mergers & acquisitions’) falsa o suplantada, dedicadas a la compraventa y fusión de empresas, escribe al empleado reclamando que colabore en la operación mediante la realización de una transferencia. Los delincuentes se excusan en que el superior, no localizable en ese momento, debería haber informado previamente y en que la operación es confidencial.


•    Fase 2: manipular al empleado


En esta vez entra en juego la ingeniería social. Una vez que la coartada está preparada, los criminales llaman o envían un correo electrónico al empleado con permisos para realizar transacciones o acceder a información sensible. El correo suele enviarse desde un dominio muy similar al original para que al empleado le resulte familiar y se suele omitir la firma o firmar con una muy similar a la original.


La estructura del ‘email’ más recurrente suele ser:

 
o    Breve introducción en la que se indica que se trata de un asunto confidencial y muy urgente que no puede comentar con los compañeros ni superiores.
o    Un cuerpo en el que se solicita información sensible o se solicita que se haga una operación bancaria de una elevada cuantía a un número de cuenta no habitual.
o    Un final en el que se recuerda la importancia de la confidencialidad y la urgencia de esta operación.


En algunas ocasiones este correo no es único, puede ir acompañado o precedido de:

 
o    Llamadas o correos previos en los que se confirme que el empleado va a estar disponible cuando se envíe el ‘email’.
o    Documentos adjuntos que simulan un acuerdo de confidencialidad.
o    Detalles muy concretos de procesos y transacciones abiertas en la empresa que le resulten habituales al empleado para generar confianza sobre lo que se le ha solicitado.


•    Fase 3: la reacción del empleado


El empleado puede tener la reacción de llevar a cabo lo que se le solicita sin dudar. Esto se debe a que, al ver el carácter de urgencia del mensaje, no se para a comprobar la dirección desde la que se ha enviado, si el correo está correctamente escrito estructural y gramaticalmente o si la petición tiene sentido dentro del comportamiento habitual de la empresa. Quizás el ciberdelincuente ha aportado datos suficientes para generar confianza. Al repetirse varias veces que es algo confidencial, los empleados no suelen compartirlo con compañeros por miedo a las represalias.


•    Fase 4: el impacto


Los números de cuenta que utilizan las bandas criminales suelen ser de terceros países, dentro de lo que se han reportado casos con destino en China, África o paraísos fiscales con unas políticas económicas distintas a las europeas. Una legislación diferente, unida a las diferencias horarias y de idioma, convierte las cancelaciones de transferencias o el rastreo del dinero en misión imposible.


El conocimiento y concienciación acerca del ‘modus operandi’ de este tipo de estafas es muy importante para evitar que las empresas se conviertan en víctimas de ellas.

Recuerda, la defensa eres tú, usa el sentido común.


Este tipo de ciberataque, a través del cual los ‘hackers’ engañan a los empleados de las empresas para que realicen transferencias en su beneficio, ha ido en aumento durante el último año. El ‘fraude del CEO’ puede afectar a cualquier tipo de compañía, desde pequeños negocios familiares a grandes multinacionales y es necesario entender cómo funciona para protegerse de él.

El mundo sufrió un fraude estimado en 1.100 millones de euros en 2018 debido esta popular forma de timo: el ‘Fraude del CEO’ y es probable que haya aumentado en 2019.

Este tipo de ciberataque, también conocido como ‘Business Email Compromise’ (BEC), se centra en suplantar a ejecutivos de alto nivel (también llamados C-level) y dar órdenes urgentes y confidenciales para realizar transacciones financieras fuera de los procesos habituales de la empresa. Los ciberdelincuentes generan un entorno de confianza para la víctima usando la información disponible de forma pública en internet, logrando así que cualquier tema que se trate sea verosímil.

Con los años, la puesta en escena se sofistica cada vez más hasta conseguir situaciones verosímiles y con una gran estructura de soporte, pero el ‘modus operandi’ se mantiene desde los orígenes y consiste en cuatro fases fundamentales:

  • Fase 1: la selección de la víctima

Todos los días se publica en las páginas web corporativas y en las redes sociales de los empleados información de futuros eventos empresariales, actos de patrocinio, viajes, etc. Estas publicaciones inocentes o que pretenden publicitar a la empresa, pueden ser aprovechadas por las bandas criminales para identificar cuándo un alto responsable, ya sea de una multinacional o de una pyme, va a encontrarse ilocalizable o con acceso restringido al ordenador o el teléfono.

Identificada la persona a la que se quiere suplantar, los delincuentes investigan el sector de la empresa a la que pertenece, su red de contactos, los colaboradores, las transacciones habituales, noticias de una posible fusión o si el responsable ha asistido a un evento de representación o feria de material en el que se pueda realizar alguna compra importante. De esta forma, los escenarios más usados en los últimos meses por los delincuentes para ganarse la confianza del empleado son:

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    • Un falso directivo contacta a un empleado con acceso a las cuentas para ordenar una transferencia urgente a números de cuenta no habituales. Los ciberdelincuentes saben con quién contactar gracias a la huella digital del empleado, es decir, la información pública disponible en internet.
    • Una empresa de M&A (‘mergers & acquisitions’) falsa o suplantada, dedicadas a la compraventa y fusión de empresas, escribe al empleado reclamando que colabore en la operación mediante la realización de una transferencia. Los delincuentes se excusan en que el superior, no localizable en ese momento, debería haber informado previamente y en que la operación es confidencial.
  • Fase 2: manipular al empleado

En esta vez entra en juego la ingeniería social. Una vez que la coartada está preparada, los criminales llaman o envían un correo electrónico al empleado con permisos para realizar transacciones o acceder a información sensible. El correo suele enviarse desde un dominio muy similar al original para que al empleado le resulte familiar y se suele omitir la firma o firmar con una muy similar a la original.

La estructura del ‘email’ más recurrente suele ser:

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    • Breve introducción en la que se indica que se trata de un asunto confidencial y muy urgente que no puede comentar con los compañeros ni superiores.
    • Un cuerpo en el que se solicita información sensible o se solicita que se haga una operación bancaria de una elevada cuantía a un número de cuenta no habitual.
    • Un final en el que se recuerda la importancia de la confidencialidad y la urgencia de esta operación.

En algunas ocasiones este correo no es único, puede ir acompañado o precedido de:

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    • Llamadas o correos previos en los que se confirme que el empleado va a estar disponible cuando se envíe el ‘email’.
    • Documentos adjuntos que simulan un acuerdo de confidencialidad.
    • Detalles muy concretos de procesos y transacciones abiertas en la empresa que le resulten habituales al empleado para generar confianza sobre lo que se le ha solicitado.
  • Fase 3: la reacción del empleado

El empleado puede tener la reacción de llevar a cabo lo que se le solicita sin dudar. Esto se debe a que, al ver el carácter de urgencia del mensaje, no se para a comprobar la dirección desde la que se ha enviado, si el correo está correctamente escrito estructural y gramaticalmente o si la petición tiene sentido dentro del comportamiento habitual de la empresa. Quizás el ciberdelincuente ha aportado datos suficientes para generar confianza. Al repetirse varias veces que es algo confidencial, los empleados no suelen compartirlo con compañeros por miedo a las represalias.

  • Fase 4: el impacto

Los números de cuenta que utilizan las bandas criminales suelen ser de terceros países, dentro de lo que se han reportado casos con destino en China, África o paraísos fiscales con unas políticas económicas distintas a las europeas. Una legislación diferente, unida a las diferencias horarias y de idioma, convierte las cancelaciones de transferencias o el rastreo del dinero en misión imposible.

El conocimiento y concienciación acerca del ‘modus operandi’ de este tipo de estafas es muy importante para evitar que las empresas se conviertan en víctimas de ellas. Recuerda, la defensa eres tú.