Las apuestas online aumentan entre niños y adolescentes.
Las apuestas on-line han crecido un 370% en 5 años
En España, en cinco años ha aumentado un 369% el número de jugadores (activos) que apuestan en juegos de azar en línea. En el mes de junio de 2013 había 239.465 personas y en 2018 hay 883.174. De entre los juegos de azar en línea más populares, ocupan los primeros puestos las apuestas (52,40%), el casino (33,80%) y el póquer (11,63%). «Una temprana edad de inicio es un importante factor de riesgo para desarrollar una adicción al juego», afirma Irene Montiel, profesora de los Estudios de Criminología de la UOC y experta en ciberpsicología y cibervictimización. La media española es de 21 años, según el informe Estudio y análisis de los factores de riesgo del trastorno de juego en población clínica española, elaborado en 2017. En este informe, el 36% de los participantes afirmaba haberse iniciado en el juego antes de los 18 años. «Hoy hay más menores enganchados al juego online de azar que nunca, y si no hacemos nada para evitarlo, irá a más», advierte la profesora Montiel, autora del libro El juego de azar online en los nativos digitales.
Aunque en España el juego en línea está prohibido a menores, el estudio Perfil de los adolescentes jugadores de azar a través de internet, coordinado por Irene Montiel y Enrique J. Carbonell ya lo ponía de manifiesto en 2013. «Casi un 20% de los adolescentes encuestados había apostado en línea antes de la mayoría de edad y una parte importante lo hacía habitualmente (en todas o casi todas sus conexiones) con el riesgo de adquirir una adicción», explica Montiel. Lo confirma también el Estudio sobre prevalencia, comportamiento y características de los usuarios de juegos de azar en España 2015 de la Dirección General de Ordenación del Juego de 2015. A partir de una encuesta a la población de 15 a 17 años, el informe afirma que casi un 28% de los adolescentes encuestados reconocía haber jugado alguna vez a juegos de azar y de estos, más de un 12% lo había hecho desde plataformas en línea.
Chicos de 14 a 17 años: el perfil del jugador menor de edad
El perfil del jugador habitual adolescente que apuesta online es el de un chico, de 14 a 17 años, que empezó a usar internet antes de los 10 y que pasa de media en internet entre 2,2 y 3,5 horas al día. «La cantidad de jóvenes con este perfil ha crecido en los últimos años a causa de la elevada oferta, la creciente accesibilidad a las plataformas de juego, la disponibilidad de dispositivos móviles, la publicidad y la ausencia de control eficaz», afirma Montiel.
«Su patrón de uso de internet es característico: inicio temprano, uso intensivo y extensivo, vinculado a un estilo de vida muy digitalizado. Muchos días seguidos, durante muchas horas, en lugares y contextos distintos y a través de cualquier dispositivo tecnológico», añade.
Según el estudio Perfil de los adolescentes jugadores de azar a través de internet, que se hizo con 4.150 adolescentes entre 12 y 20 años, estos jóvenes comparten ciertas características similares sobre su situación familiar: tienen pocos conflictos dentro la familia donde cuentan con un estilo permisivo o de laissez-faire y con una baja protección-mediación parental en el uso de internet y se sienten poco integrados o implicados en la vida familiar. “Además, generalmente, estos jugadores se consideran malos estudiantes, asumen más riesgos y viven más experiencias indeseadas en la red”, puntualiza Montiel.
Con dinero o sin dinero
Aunque parece obvio que el dinero sea un elemento clave para el juego, Montiel considera que no es un criterio necesario para desarrollar problemas patológicos con el juego ni para diagnosticarlos. De hecho, muchos de los adolescentes jugadores en línea suelen empezar con páginas de juego gratuitas o de «prácticas», que es —según la experta— un potente elicitador de la conducta de juego que facilita el desarrollo de conductas patológicas.
Controlar el acceso de menores en el juego online es difícil, puesto que, aunque se debe introducir el número del DNI antes de comenzar a apostar, en realidad no se exige una acreditación real de la persona que va a jugar. «El fácil acceso a este tipo de juegos gracias a las aplicaciones, el anonimato que permite internet (pueden jugar desde su habitación o desde cualquier lugar con el móvil) y las ganancias inmediatas aumentan el potencial adictivo», explica el profesor de Psicología de la UOC José Ramón Ubieto.
«La relación entre disponibilidad y accesibilidad de los juegos y la aparición de problemas de juego patológico está ampliamente constatada en la literatura científica», afirma Montiel. «Los adolescentes que usan internet para jugar tienen hasta cuatro veces más probabilidades de desarrollar problemas con el juego», advierte. Además, el periodo de latencia, el tiempo que pasa desde que alguien empieza a jugar hasta que llega a tener una conducta patológica, es menor en el juego online. En el juego presencial se tardan de 5 a 7 años en desarrollarla; en el juego en línea, un año y medio, según la FEJAR.
La fuerza de la publicidad
Neymar, Cristiano Ronaldo o muchos otros deportistas internacionales publicitan este tipo de juegos en línea en el móvil. «¡Regístrate ya y consigue 10 € para jugar!», así de sencillo. «La falta de una regulación estricta sobre la publicidad de estos juegos y de políticas que primen la salud mental de los menores sobre las ganancias de las empresas de juego, promueven el juego problemático. Las estrategias de marketing están dirigidas a los más jóvenes que eligen como protagonistas a sus ídolos, lo que contribuye a la normalización de la conducta y al deseo de querer ser como ellos», concluye Montiel.
Es importante remarcar los anuncios de este tipo que saltan en las tablet y móviles cuando los niños están jugando a otros juegos. Esto puede normalizar el juego que poco a poco lo vean como algo normal.
Algunas de estas medidas para prevenir podrían ser, por ejemplo:
Acompañando a los menores en la navegación por internet como primera medida de formación (ver manuales).
Asegurándose de proteger el ordenador, manteniendo en secreto la contraseña, cerrando la sesión al acabar de jugar, bloqueando ciertas páginas…
Instalando programas de protección de menores o recabando información en sitios como:
www.protegeles.com
www.pantallasamigas.net
www.quenoteladen.es
www.ciberfamilias.com
www.tecnoadiccion.es
No facilitando medios de identificación de adultos que puedan ser motivo de suplantación de identidad.
Recabando ayuda de profesores y tutores (por ejem. Guia FEJAR, ASAJER).
En definitiva, unos padres concienciados con los riesgos asociados al juego problemático son el primer paso para evitar que los menores comiencen a jugar.
Algunas señales que pueden indicar que existen problemas con el juego son las siguientes:
Aumenta el gasto de dinero de forma injustificada.
Desaparece dinero o bienes del hogar.
Se intenta evitar cualquier tipo de control económico.
Aumentan las mentiras y engaños para esconder el tiempo de juego.
Abandono de amigos y actividades sociales habituales.
Síntomas de ansiedad, nerviosismo, irritabilidad, insomnio o cambios de humor.
Las relaciones familiares se tensan y pueden llegar a deteriorarse.